Santísima Virgen de la Divina Providencia-Patrona de Puerto Rico - Alejandra Aristeguieta

Santísima Virgen de la Divina Providencia-Patrona de Puerto Rico


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19 DE NOVIEMBRE

La devoción a la Virgen de la Divina Providencia se origina en el siglo XIII en Italia, de donde llegó poco tiempo después a España, en donde se construyó un santuario en Tarragona, Cataluña.

Se dice que el nombre de Divina Providencia, le fue asignado a la Virgen por San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien en una ocación en la que él y sus frailes no tenían nada que comer, invocó la protección de su Patrona, al poco tiempo se oyó toques en la puerta del convento, encontrando al abrirla dos canastas llenas de alimentos.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.

Oración a la Virgen de la Divina Providencia

¡Oh, divina providencia, concédeme tu clemencia
y tu infinita bondad!
Arrodillada a tus plantas, a ti caridad portento,
te pido para los míos: casa, vestido y sustento.
Concédeles la salud, llévalos por el buen camino,
que sea siempre la virtud la que los guíe en su destino.
Tú eres toda mi esperanza,
tú eres el consuelo mío en lo que mi mente alcanza,
en ti creo, en ti espero, y en ti confío.
Tu divina providencia se extiende a cada momento,
para que nunca nos falte: casa, vestido y sustento.
Que así sea!


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